El terremoto del 26 de marzo de 1812 (que devastó las ciudades de Caracas, Barquisimeto, Mérida, el Tocuyo y San Felipe), destruyó el templo donde se veneraba a la Divina Pastora, pero ella quedó intacta, lo que reforzó la creencia de los fieles de Santa Rosa de que la Virgen quería quedarse para protegerlos.
Otro hecho que consolidó la fe de los devotos ocurrió en 1855 al desatarse en Venezuela una terrible epidemia de cólera que diezmó a muchas familias de Barquisimeto. La enfermedad no cedía ante medicinas, lamentos ni plegarias, y la desesperada población decidió como último remedio sacar en procesión por las calles de Barquisimeto a la Divina Pastora, para implorar su misericordia, la cual se supone fue concedida, ya que a partir de ese mismo día, según se cuenta, cesó la epidemia de cólera.
Divina pastora milagrosa

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